- Fue un día de frío y de lluvia. Iba yo paseando por una calle paralela a la céntrica calle de Toledo, donde algo llamó mi atención. Era una señorita que estaba sentada en el bordillo de una acera, junto a un portal viejo y en mal estado. Ella estaba tiritando, empapada de agua, chorreando por todos lados de su cuerpo. Estaba encogida, con la cara pálida y morada y sus ojos sin vida. Me acerqué a ella lentamente porque no sabía su estado, con mis manos frías toqué su frente, y ella sus pestañas tiesas movía, pero sus ojos blancos y helados, junto a su mente sé dormía, y yacían apagados. Yo, que llevaba un abrigo largo que había comprado ese mismo día, le dije, que pasase al portal y se quitase la ropa rápido que estaba chorreando, y se pusiese mi abrigo, mientras iba a casa a por algo de ropa para ella, y también a por un paraguas. Ella me miró con cara de desconfianza y al momento dijo? gracias, pero no hace falta que vaya a por ropa para mi, porque no voy a ponérmela. De todas maneras, le agradezco de corazón, todo lo que ha hecho por mi, por dejarme su abrigo, y por querer dejarme ropa sin conocerme de nada, sé vé que es usted buena persona, que dios lo bendiga!! No entendí ni entiendo hoy por hoy, el por qué estaba en esa situación una mujer educada y hermosa. Se veía que venía de buena familia y en la trágica situación en la que la encontré aquel día triste y lluvioso. Estaba pendiente de ella haber si mejoraba un poco más y de repente dijo? váyase usted, que sus hijos y su esposa estarán esperando. Me extrañó que dijera eso, pero me dí cuenta, que fue una manera sutil de preguntarme que si estaba casado, o que si alguien me esperaba. Naturalmente le dije que no me esperaba nadie, ya que no me había casado porque no había encontrado la mujer de mi vida, a la que hoy sigo esperando, yo, y mi cansada soledad. Ella me respondió mirándome a los ojos y diciendo? yo nunca estado enamorada de ningún hombre, solo hubo una persona importante en mi vida, en los años que estudiaba, pero él tuvo mala suerte en un accidente y perdió la vida, dejándome sola. Estuve hundida más de una década y jamás, he estado con un hombre desde el último día que pasé con él. Yo, le dije que era una mujer hermosa, la vi interesada en mi conversación y la verdad, que yo también empecé a sentirme interesado por la suya. Pero noté algo extraordinario. Sus ojos brillaban, como otras veces lo había visto al principio de una relación, en la que existía química entre ambos, a mi empezaba atraerme la dulzura con la que ella se expresaba y sus labios que hablaban sólo para mi. La invité a comer y le dije que me encantaría que aceptase aunque fuese sólo por una vez, porque necesitaba conocer un poco más a esa mujer, que había empezado a dar vida a mi alma y al poco tiempo, a sentir el latir de mi triste y solitario corazón. No me había pasado eso nunca, de hablar cuatro palabras con una mujer desconocida y que llegase a atraerme tanto por su manera de ser, como por su forma de actuar conmigo, y mi cuerpo se estremecía con sus miradas tiernas y penetrantes. Solo puedo decir que, sus labios son dos amapolas tumbadas por el viento. Que sus ojos negros, son dos cigüeñas acicalándose en la nieve o surcando el azul cielo, con su planeo y su volar lento. Por fin, empezaba a tener una poca de suerte en la vida, en cuestión de amores. Había pasado ya una semana y la empecé a echar de menos, no sólo en mis sueños que cada noche se acercaba para cerrar mis cansados ojos, mientras yo suavemente la abrazaba y sin descanso, me recreaba besándola desde los pies a la cabeza. Me fui a buscarla con un gran ramo de flores, ella será mi dueña y de ella seré yo el dueño, dueño de su alma y sus amores.)...autor...de chule gomez
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